jueves, enero 18, 2007

No sólo importa el cómo sino también el porqué


Fuente: Educa.Aragob.es

En un átomo, el electrón es una partícula que contiene la mínima carga posible de electricidad negativa. Ahora entenderán el por qué de esta definición.

En la Física anterior a Einstein se creía que la naturaleza de la luz era resultado de ondas propagadas en el espacio. Pero eso no explicaba algunos fenómenos como el del efecto fotoeléctrico, consistente en buena cuenta en que cuando la luz repercutía en un metal, a éste le arrancaba electrones. Es decir, si la luz sólo se comportaba como ondas en el espacio ¿cómo podía arrancarle algo a algo tan sólido como el metal?

Hasta que llegó Einstein y se preguntó si acaso la luz no siempre estuviera formada por ondas; si acaso pudiera estar también formada por algo más palpable como un chorro de partículas, que con el tiempo se ha convenido en llamar fotones, definidos actualmente como las partículas más pequeñas de luz…

Max Planck (1858-1947), Premio Nóbel de Física en 1918, previamente ya había venido dudando del consenso común entre los físicos de entonces sobre la naturaleza de la luz: que ésta era nada más que onditas. Por eso, cuenta la leyenda, a Einstein lo hubieran tomado como poco menos que un excéntrico si sus trabajos al respecto hubieran caído en manos distintas a las de Planck…


Pero alguien podría preguntarse que ¿a quién le importa saber si los rayos de luz en el fondo son ondas o partículas? Por un lado, estudios sobre ese detalle le valió a Einstein el Premio Nóbel de Física en 1921. Por otro lado, esa nueva manera de entender la naturaleza de la luz es lo que permitió inventos posteriores como la televisión, el rayo láser, los discos compactos…

O sea, si hoy en día tu abuelita puede operarse con rayos láser las cataratas de sus ojos, es debido a que alguien como Einstein no sólo se preguntó sobre cómo a veces operaba la luz (la que ya bien sabido era que le arrancaba esas cosas llamadas electrones a la materia, aunque no muchos tenían claro el motivo) sino también por qué operaba así (porque a veces se portaba como algo más que onditas en el espacio).

Estas reflexiones sobre Einstein me hacen inferir la moraleja de que en la vida no basta con saber el cómo operan las cosas, sino también el por qué operan así; moraleja que es extrapolable a otros ámbitos…

Las carreras más valoradas en la época actual son las que tienen mayores aplicaciones prácticas, las que sólo buscan entender cómo operan las cosas; carreras que innegablemente son las de mayor demanda en el mercado y las más rentables. A nadie le importa ya el por qué de las cosas porque eso ya sería filosofar, y en un mundo tan acelerado como el de ahora nadie tiene tiempo para eso. Bajo esa lógica, las ciencias puras como las Matemáticas o la Física gozan de menos popularidad.

Pero no sólo en las Ciencias sino también en las Letras el Pragmatismo campea. Las carreras que suelen preguntarse por el cómo son las de mayor preferencia. Así, por ejemplo, frente a los delitos interesa el cómo reprimirlos, y se busca a los abogados o legisladores para que busquen una solución que para hallarla muchas veces primero hay que entender el por qué surgen tales delitos, tema ya no sólo propio del Derecho sino también de otras disciplinas humanistas como la Psicología, la Sociología o la Antropología. Y entendiendo su por qué, quizás muchos delitos no desaparecerían pero siquiera el bagaje de posibilidades para prevenirlos se ampliaría…

Y es que entender el por qué de las cosas sí importa, y más de lo pensando, y le ahorraría mucho trabajo a los que sólo se preocupan por el cómo. Las ciencias puras y las disciplinas humanistas no son carreras estudiadas sólo por gente que tiene tiempo para estar pensando. La búsqueda de los por qué puede aportar soluciones quizás nunca imaginadas por quienes sólo se preocupan por los cómo, por las aplicaciones prácticas de las cosas.

Al respecto, en una entrevista concedida al diario español El Mundo, señala uno de los fundadores de Wikipedia, Sarry Sanger:

Internet es como el libre mercado. Produce una enorme cantidad de basura y también de cosas excelentes. Te pone información al alcance de los dedos. Y puedes utilizarla, si no para ser más inteligente, sí al menos para tener conversaciones más profundas. En otras palabras, puedes iniciar una conversación sobre algo de lo que nunca habías oído hablar hasta ahora y, gracias a Wikipedia o a otras páginas, incluso puedes acceder a fuentes originales sobre esa materia. Así que, al menos en términos de acceso a información, es muy positivo. Claro que no es la panacea para todo. A mucha gente los árboles no le dejan ver el bosque. Y, si tiene mucha información, puede tener dificultades para integrarla de forma coherente. No es un problema nuevo. Durante siglos —tal vez milenios—, mucha gente ha confundido acumular datos con educación («Larry Sanger: 'Internet produce una cantidad enorme de basura y de cosas excelentes'»; mis destacados).

Los comentarios de Sanger me sugieren que en la época del Internet, la educación no es sólo acceso a la información, no es sólo comprender el cómo operan las cosas, es sobre todo integrar la información de forma coherente, para poder entender su por qué, para así poder ver el bosque completo y no deslumbrarnos con un solo arbolito, creyendo que éste es el todo de la realidad… Tengo el presentimiento que el siglo XXI será la época de la búsqueda de los por qué… Y no sólo en cuestiones científicas sino incluso sociales… La gente más que nunca antes en la historia tiene abundante información en la Red sobre casi todo, pero a esta información necesita darle un sentido…



Bibliografía

«Einstein, el "mago"». A Fondo. BBC [Londres] 15 Abril 2005.
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/specials/2005/einstein/newsid_4433000/4433043.stm


«Electrón».1. f. Diccionario de la Real Academia de la Lengua (DRAE). 22a.ed. 2001.
http://buscon.rae.es/draeI/

«Fotón».1. f. Diccionario de la Real Academia de la Lengua (DRAE). 22a.ed. 2001.
http://buscon.rae.es/draeI/

«Larry Sanger: 'Internet produce una cantidad enorme de basura y de cosas excelentes'». Portada. El Mundo [España] 8 Enero 2007.
http://www.elmundo.es/navegante/2007/01/06/tecnologia/1168062247.html





Cortesía de la imagen:

http://www.educa.aragob.es/iesitaza/DAPARTAM/ingles/images/Punctuation/Punctu2.gif

7 comentarios:

Isabel Barceló Chico dijo...

Me ha gustado mucho tu artículo y me ha parecido, además, muy oportuno y bien argumentado. Únicamente no comparto tu optimismo del final. Quizá en tu tierra o en tu contenente sea así, se pueda prever un mayor interés por averiguar las causas y no sólamente el modo de operar. Pero yo no veo de momento eso aquí en España. Mientras las carreras y profesiones técnicas estén mucho mejor pagadas y ofrezcan muchos e inmediatos empleos, en tanto las carreras humanísticas (Psicología, filosofía, historia, sociología, etc) tengan poca, casi nula, salida profesional, sueldos escasos y no demasiado prestigio social, temo que no se avance demasiado por la línea que sugieres. Es, en cierto modo, un suicidio renunciar a comprender el mundo y a nosotros mismos, pero eso es lo que, por ahora, se ve.
Quizá por eso, aún es más apreciable y precioso tu artículo, aún es más importante que se escuche tu voz. Besos, querido amigo.

Martín Palma Melena dijo...

Apreciada Isabel

Créeme que no sólo en España sino también en el Perú y en todos lados se ve la situación que describes, de allí la importancia de generar corrientes de opinión, de mostrar que el «por qué» de las cosas también importa, que finalmente hasta la persona más modesta tiene necesidad de darle un sentido al mundo, de hallarle dicho «por qué» y, por eso, las carreras humanistas deben ser más fomentadas. Al menos hay que crear conciencia… Y gracias por tu comentario, como siempre me resultó muy estimulante…

Un gran saludo desde Lima, amiga

Anónimo dijo...

Después de leer este post he dejado de sentirme sola en el mundo.

Todavía recuerdo las caras de desilusión de mis padres cuando decidí que no me interesaba estudiar Arquitectura, sino Humanidades. Y cuando escogí finalmente Periodismo, lo aceptaron, pero no precisamente con entusiasmo.

Y todavía recuerdo la furia de una ex-compañera de trabajo que tuve hace años, cuando su hermano menor expresó que quería estudiar Arqueología. Ella me lo contó con una rabia indescriptible, preguntándose "¿Cómo se le ocurre escoger una de esas carreras que no dan ni para el té?

No me hice millonaria ni famosa, pero he sido (y soy) feliz, y no me arrepiento de mi elección. Me siento bien así.

Martín Palma Melena dijo...

Estimada Isabel

Gracias por la visita. Finalmente para elegir una profesión también hay que considerar lo económico (de algo hay que vivir), pero también la vocación es importante, porque renunciar a ella es como renunciar a la propia identidad y, por ende, nunca se es feliz y eso se traduce, no sé si siempre, en una mediocridad en el oficio escogido sólo por conveniencia o por seguridad…

Y no se trata de mero romanticismo, es que si uno hace no sólo lo que le agrada sino también lo que le encuentra más sentido (porque no se trata sólo de que a uno le guste hacer algo), entonces lo demás caerá por su peso, porque todo esfuerzo siempre da frutos…

Responder a una vocación no necesariamente hará rico y famoso, pero creo que no es ingenuo aspirar a vivir decentemente de una vocación, porque ¿cuántos hay que optaron por carreras tradicionales y que, empero, no sólo están mal económicamente sino además tienen que hacer cosas que les desagradan? Yo a eso no le veo ningún sentido…

Creo que el verdadero éxito es vivir decentemente (sin necesariamente ser rico) haciendo algo que tenga sentido para uno y que responda a la propia vocación…

Creo que hay que replantear la idea de felicidad, una que sea más modesta, pero más auténtica y segura y, entonces, podría llegar el momento en que estudiar Humanidades no sea algo tan descabellado…

Porque si felicidad se entiende sólo por ser rico y famoso, pues hay gente que tiene todo ello y no es feliz … No es que ser rico o famoso sea malo en sí mismo, el problema es cuando se le confunde con la verdadera felicidad, que me parece que es un poco más discreta y serena…

En fin, Isabel, ya me hiciste filosofar más de lo que hubiera querido… =)

Un cordial saludo y gracias por tu visita

Martín

Anónimo dijo...

Efectivamente Martín, la felicidad no tiene nada que ver con el dinero y la fama, sino con lo que se lleva dentro de uno.

Salud!

Anónimo dijo...

Creo que más fundamental sería mencionar, las ideas Einstenianas que luego como teoría trizaron el cerebro de los humanos:
La materia es energía congelada.
La gravedad no es un asunto de fuerza sino de geometría. Aunque ahora busquen los gravitones o traten de unir relatividad con cuántica en la teoría de cuerdas, El espacio-tiempo le dicta a la materia cómo debe desplazarce y esta última le dice al espacio-tiempo cómo debe deformarce.
Pero más allá de intentar decir lo que realmente Einstein sujirió del universo, es importante conocer su mente humana ,les recomiendo dos libros de él:
Mi país
El mundo como yo lo veo.
Y para terminar, cito al Dr en física Ernesto Sábato, quien sobre el hombre en crisis dijo:
"La razón no sirve para la existencia, solo sirve para demostrar teoremas o fabricar aparatos, el alma del ser humano está para otras cosas"

Kantoborgy
http://www.kantoborgy.com/kantoborgyblog/

Martín Palma Melena dijo...

Estimado Gato

Gracias por tus comentarios, parece que conoces bastante sobre Einstein y sus aportes a la Física, temas complejos sobre los que hay que tratar de entender un poco, aunque uno no sea científico, por las repercusiones que tienen en nuestra vida cotidiana, aunque no seamos muy concientes de ello...

Disculpa que recién publique tu comentario, pero sucede que acabo del actualizar mi bitácora con la nueva versión de blogger y encontré tu comentario pendiente de aprobación, pero la notificación de él nunca me llegó a mi e-mail ¿? En fin, no me preguntes, la verdad es que nunca termino de comprender a blogger del todo…

Saludos y gracias por la visita