
Por otra parte, la humanidad ha perdido su capacidad de engendrar hijos: el último niño nació hace diecinueve años y para colmo ha fallecido hace poco. Pero un milagro sucede, está embarazada Kee (Claire-Hope Ashitey), una refugiada afro-descendiente, y Theo (Clive Owen) es quien se encargará de ayudarla, sacándola del país, por influencia de su ex novia Julian (Julianne Moore), activista en una organización clandestina a favor de los inmigrantes.
Es verdad que en un inicio Theo ayuda a Kee por las 5,000 libras que Julian le ofrece. Pero lo económico no es lo único que lo motiva, aun cuando bien necesita el dinero: en cierto sentido, Julian le recuerda a él no sólo un amor pasado sino además el idealista que alguna vez fue antes de ser digerido por el establishment y de volverse un oscuro oficinista. Julian lo sacude en su gris existencia, aunque sea para exponerlo a peligros de los que ella misma termina siendo víctima… Y si quedamos persuadidos de que el desganado y escéptico Theo sí es capaz de arriesgarse por Kee, es gracias a la figura de esta ex novia…
En esta historia las razones de la incapacidad de la humanidad de procrear niños son inciertas. Uno de los personajes, Jasper (Michael Caine), alude a algunas teorías: que las investigaciones genéticas, que los cambios climáticos, que algún virus… Y esta parte me hizo recordar un artículo que había leído en el portal de la Agencia Aceprensa poco antes de ver este film y que trataba sobre temas demográficos en Francia…Ya entenderán qué tiene que ver una cosa con la otra…
Aceprensa destaca que el Instituto Nacional de Estadística y de Estudios Económicos (INSEE) ha publicado en el país galo un boletín con datos que en un inicio parecen muy optimistas: «La fecundidad francesa viene subiendo desde hace más de un decenio, y ya en 2004 superó los 1,9 hijos por mujer. La tasa de 2006 es la más alta de los últimos treinta años» («Francia se anota el récord europeo de fecundidad»; mis destacados). Pero recalco que los datos sólo parecen optimistas por lo siguiente: «El récord se debe a las mujeres mayores de 30 años, cuya fecundidad lleva subiendo más de un decenio. En cambio, la tasa de las más jóvenes está prácticamente estancada, con pequeñas oscilaciones» («Francia…»; mis destacados).
Es decir, en Francia, no las mujeres más jóvenes sino las mayores de 30 años son las que incrementan el número de nacimientos, pero la edad media del primer embarazo de una mujer francesa sigue postergándose: esto es, «de 28,8 años en 1994 a 29,8 en 2006» («Francia…»).
Por tanto, a estas cifras estadísticas no sería descabellado darles la siguiente lectura: esto es, en la maternidad gala, su constante retraso podría terminar minando a su reciente repunte, tendencia que empero es lenta y no irreversible (tampoco hay que ser tremendistas)… Y eso que «Francia es el segundo país más poblado de Europa, después de Alemania» («Francia…»).
Y ¿qué tienen que ver estos datos demográficos con Hijos de los hombres? Quizás la humanidad no llegue a perder su capacidad de procrear, como muestra esta cinta, pero lo cierto es que los resultados demográficos de la realidad y de esta ficción pueden aproximarse un poco: en un continente como Europa la población esta envejeciendo y los niños cada vez son menos, y no por ninguna de las teorías esbozadas por el personaje de Jasper, sino porque las propias personas así lo desean… (En fin, cada quien es libre de decidir la cantidad de hijos que quiera tener).
Al respecto, Hijos de los hombres me permite ensayar algunas reflexiones: una, vinculada al personaje de Kee; otra, a lo tanto que puede llegar a valorarse la vida incluso en el futuro menos alentador…
Referente a la primera reflexión, no creo que en esta cinta sea gratuito que la única mujer en el mundo que tras muchos años logra quedar embarazada es justamente una mujer de color, kee, y esto me sugiere toda una carga simbólica: a saber, si algún día el mundo ve reducir drásticamente su población, no será en continentes como África (o Latinoamérica), los que entonces ya no tendrán que preocuparse de que los países del primer mundo sigan criminalizando la inmigración u obstaculizando el otorgamiento de las visas… Sólo habría que esperar (en caso en que demografías como la francesa persistan en las tendencias ya descritas)…
Referente a la segunda reflexión, hay una escena en esta película en la que, en medio de una guerra urbana (si no ya una guerra civil), van bajando las escaleras de un edificio Theo y Kee, quien está cargando a su hijo recién nacido. Y en el trayecto los tres son sorprendidos por un grupo de soldados británicos que quieren tomar por asalto dicha edificación (donde están albergados algunos rebeldes), que llegan a encañonarlos, pero que quedan atónitos al ver al bebé, quien para Theo y kee representa un verdadero salvoconducto que les abre paso ya no sólo entre los intimidantes militares sino también entre tirios y troyanos. Este es una escena muy hermosa, pues en medio de tanta violencia los guionistas se las ingenian para dar espacio a cierta poesía: la vida y la esperanza, representados por el bebé, logran abrirse paso en medio de tanto odio y desencanto. Pero esta segunda reflexión va en otra línea (aunque peque de romántica): que quizás llegue el día en que las grandes potencias le abran las fronteras a todas las kees del planeta, las que no necesitarán más visa que la de un bebé en los brazos…
Y es que Hijos de los hombres me pareció verosímil no sólo por el inquietante futuro próximo que nos presenta sino también por la esperanza de que la vida pueda llegar algún día a ser tan valorada por una eventual escasez de nacimientos, y debida no a una hipotética infertilidad del mundo, sino a que los propios hombres así lo han decidido, pues los bebés los incomodan, aumentan su presupuesto y restan sus comodidades, pero siempre los extrañarán, aunque no quieran… Y cuando ya no puedan con la nostalgia, entonces las fronteras más resguardadas serán abiertas por los seres más frágiles de la Tierra: los recién nacidos… Bueno, podría ser ¿no?
Dime como ve la humanidad su futuro y te diré como ella se está mirando actualmente, e allí el mérito de Hijos de los hombres…
Referencias de la película
Hijos de los hombres. Guión de David Arata, Alfonso Cuaron, Timothy J. Sexton, Hawk Ostby, Mark Fergus. Dir. Alfonso Cuarón. Actores. Clive Owen, Julianne Moore, Charlie Hunnam, Michael Caine, 2006.
Bibliografía
«Francia se anota el récord europeo de fecundidad». Sociedad. Aceprensa [España] 24 de enero de 2007.
http://www.aceprensa.com/art.cgi?articulo=13325